Quien quiere unos ricos churros? (su historia)

Los churros, sabrosos palos de masa rehogados, espolvoreados con azúcar y servidos con chocolate caliente para mojar, son desde hace tiempo el desayuno y tentempié post-fiesta preferido por los trabajadores en España, donde las churrerías son a menudo los primeros establecimientos de restauración en abrir por la mañana y los últimos en cerrar por la noche. Se popularizaron rápidamente en México y Sudamérica y ahora por fin seducen a Londres con sus pegajosos y aceitosos encantos.

El churro tiene una larga y venerada historia, que otorga a este tentempié un estatus casi místico. No comienza en España, sino en China, donde los mercaderes portugueses degustaron por primera vez el youtiao, tiras de masa frita dorada y salada consumidas tradicionalmente durante el desayuno.

El churro nació cuando los portugueses recrearon este manjar en la Península Ibérica, añadiendo azúcar en lugar de sal e introduciendo su ahora familiar forma de estrella.

En China, youtiao se traduce como “demonio frito en aceite”; este tentempié se servía originalmente en pares, que simbolizaban a Qin Hui, funcionario de la dinastía Song, y a su esposa, los “demonios” responsables del fallecimiento de un respetado general.

En España se perdió esta referencia popular y el churro recibe su nombre de la oveja churra, por el supuesto parecido con sus cuernos.

Fueron los pastores españoles quienes popularizaron este plato. Como trabajaban en terrenos montañosos aislados durante semanas y meses, no tenían acceso a pan fresco y emplearon por tanto la idea del youtiao para crear su propio sucedáneo usando solamente harina, agua, aceite y una hoguera.

Mientras tanto, en los pueblos de España tuvo lugar un intercambio que hizo que el tentempié pasara de ser comida de pastores a convertirse en manjar real.

Mientras los conquistadores llevaban los churros a Sudamérica, traían de allá chocolate y grandes cantidades de azúcar, convirtiendo los sosos palos de masa en una sensación dulce.

Ya en Sudamérica, el churro continuó evolucionando desde un palo delgado y soso a una especialidad rellena y más gruesa, con variaciones según la región.

Mientras los brasileños prefieren el relleno de chocolate, a los cubanos les gustan los churros con relleno de guayaba y a los mexicanos con relleno de dulce de leche o vainilla. En Uruguay surgió una combinación salada, los churros rellenos de queso, y en el sureste de España aún se toman, en efecto, con sal en lugar de azúcar, parientes más cercanos del youtiao original.

Se dice de los churros mexicanos que están a medio camino entre un postre y los churros salados, ya que se añade sal a la masa antes de trabajarla, mientras que el relleno es lo suficientemente dulce como para causar dolor de muelas.

Si de repente le entra un poco de hambre, existen ahora muchas oportunidades de satisfacer las ganas de churros en Londres. Con opciones que van desde la cafetería Churros Bros en Ealing, la Churros London en el Centro Brunswick y Camino en King’s Cross, hasta la furgoneta Churros García que puede encontrarse en el mercado de Portobello Road, así como en puestos por todo Londres, los amantes del churro pueden alegrarse: se acabó la escasez de este dulce tentempié en la ciudad.

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