Origen de las Facturas dulces

Facturas es el nombre genérico con el cual se nombra en Argentina y Paraguay a la gran variedad de masas dulces que fueron introducidas por la inmigración europea que se dirigió a la región del Río de la Plata, y que con el tiempo fueron adaptadas al gusto de la región. En Uruguay se hacen “panificados” bastante parecidos (aunque no iguales), conocidos como bizcochos.

Por ser países de inmigración en los que se asentaron varios millones de europeos, la idiosincrasia de estas naciones se fue conformando con los diferentes aportes inmigratorios que fueron recibiendo. En este caso, las conocidas como facturas forman parte de los bocados recurrentes de la Gastronomía de Argentina. Son comunes para acompañar el mate cocido, café con leche o incluso también el mate y hasta pueden estar rellenas con dulce de leche, dulce de membrillo o crema pastelera y cubiertas de azúcar, ya sea blanca, morena o glas (también llamada “impalpable”).

Las más conocidas son las tortas negras y las medialunas (similares a la croissant francesa, solamente en su forma, no en el sabor). También son conocidas en Argentina: los vigilantes, las berlinesas –conocidas como “borlas de fraile” (o en forma irónica, “bolas de fraile” o “suspiros de monja”), las palmeritas, los cañoncitos de dulce de leche (que deben distinguirse de los bizcochos uruguayos llamados “cañoncitos”, ya que difieren bastante en aspecto), las facturas rellenas de dulce de leche espolvoreadas con azúcar impalpable, las que combinan membrillo y crema pastelera. En la Capital Federal, son conocidos los sacramentos (una especie de gran medialuna salada con la cual se suelen hacer sándwiches llamados del mismo modo). Otras directamente son tortas alemanas, rebautizadas en el país y horneadas ya en porciones. Tal es el caso, por ejemplo, de la Zuckerkuchen (o Butterkuchen) alemana, que lleva azúcar arriba, cuyas porciones se venden como facturas bajo el nombre de salteñas.

Las facturas propiamente dichas, que parecen tener como modelo a la medialuna, se caracterizan por ser de masa dulce y esponjosa algo amarillenta mientras que su cáscara es delgada, ligeramente tostada, acaramelada y crocante. La masa suele contener una moderada cantidad de manteca o grasa animal en otros casos; aunque, para quienes tales ingredientes están vedados, existen asimismo las facturas que tienen substituida la grasa animal (butiro) por aceites vegetales como la margarina de la mejor calidad.

Las facturas son vendidas en las panaderías y su precio es determinado por docena, aunque también se venden por unidad. Se las consume en el desayuno o en la merienda o se las acompaña comúnmente con mate en otros momentos del día.

Afines a las facturas (por lo que en ocasiones se los llega a incluir algo incorrectamente) son otros postres de confitería como los que se clasifican con el nombre genérico de “masas (o masitas) de confitería” (profiterol –o más conocidas en Argentina con la denominación “bombitas de crema”–, pastelitos, el chipá correntino (ligeramente diferente a la chipa paraguaya, y con un origen desarrollado plenamente en Argentina, a partir de los indios guaraníes y la colonización española), rodajas de pionono, etc.), o “frutas de sartén” como los churros, tortas fritas (conocidas también como los Kreppel), ensaimadas, buñuelos y preparaciones próximas como las vainillas, alfajores, cañoncitos, cubanitos, postres de mazapán, etc.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Facturas

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