La noticia rebelde, un programa ingenioso!

Pensado como un programa solo para el verano, “La Noticia Rebelde” comenzó el 1 de enero de 1986 en ATC para cubrir el espacio que dejaba vacante por tres meses otro recordado programa de los ’80, Mesa de noticias, pero la buena repercusión que tuvo en el público hizo que permaneciera por tres temporadas en el aire; tres temporadas que quedaron en el recuerdo de todos los que tuvieron la posibilidad de disfrutar de aquellas atrevidas secciones que ese inolvidable equipo de periodistas proponía y que dejaron una huella que, tiempo después, siguieron programas como Caiga quien caiga, Kaos o Televisión Registrada, por nombrar solo a algunos.

Con Carlos Abrevaya, Adolfo Castelo, Raúl Becerra, Jorge Ginzburg y Nicolás Repetto a la cabeza, más la producción de Raúl Naya, la idea era hacer un noticiero humorístico que profundizara y fuera un poco más allá de lo que lo había hecho tiempo atrás Semanario Insólito y vaya si lo lograron.

Entre las secciones más recordadas figuran la imitadísima hasta el hartazgo, “Pasando revistas”, segmento en el que comentaban las notas que aparecían en medios como Gente y Siete Días, comentario que siempre terminaba con el revoleo de la revista en cuestión y la lapidaria pregunta “¿a quién le importa esto?”. “La entrevista”, una de las secciones más temidas por los invitados, sobre todo por la pregunta inicial “para romper el cubito” que siempre hacía Ginzburg y que era poco menos que zarpada.

“La gente tenía miedo de ir, pero lo vivía como un gran desafío. Era como sacar patente de listo haberse bancado el reportaje de La noticia rebelde”, recuerda el conductor de Mañanas Informales en el libro Estamos en el aire. También había publicidades “truchas” y móviles inexistentes: “Aquí no está ocurriendo absolutamente nada y somos el único medio presente”, decía un supuesto movilero.

Este programa también dio el puntapié inicial al ser el primero en pasar y criticar fragmentos de programas televisivos vistos con anterioridad, algo que después tomaron ciclos como Las Patas de la Mentira, Perdona Nuestros Pecados, Caiga Quien Caiga y Televisión Registrada.

Un equipo de primera

El grupo de talentosos periodistas que componían La noticia rebelde fue sin dudas el “gran secreto” para que este programa quedara en la historia de la televisión como uno de los más originales de su tiempo. Pero esa misma historia, deberá contar también que ese equipo de talentos se formó un poco por casualidad. Sucede que Ginzburg y Abrevaya, por su lado, llevaron a ATC una propuesta para hacer un noticiero humorístico, una idea muy similar a la que Castelo y Becerra habían presentado poco tiempo antes.

“O se pelean para ver quién es el más fuerte, o se juntan”, les aconsejó Carlos Montero, una de las cabezas del canal en aquel entonces. Por suerte para la televisión, y para los programas que vinieron varios años después, los cuatro ya se conocían y no tuvieron inconvenientes en fusionarse, aunque también es verdad que el directorio del canal tenía ciertas reservas con Castelo y Becerra, por eso le preguntaron a Ginzburg si no eran “medio fachos”, a lo que este respondió “si son amigos míos, no pueden ser fachos”, recordó el mismo Becerra, sobre la respuesta de su ex compañero en Estamos en el aire.

A lo largo de los tres años en que La noticia rebelde estuvo en pantalla, pasaron también por sus filas Gachi Ferrari, Daniel Dátola, Daniel Aráoz, Fernando Salas, Lalo Mir y Juana Molina, aunque es verdad que nada volvió a ser lo mismo después del resquebrajamiento del grupo en 1988. Becerra y Guinzburg se alejaron para hacer en Canal 13 Sin Red, el show de los enanos malditos, algo que sin dudas ya anunciaba el final que se produciría un año después.

La noticia rebelde terminó de escribir su historia en 1989. Tres años le bastaron para sembrar buena parte del contenido que hoy puede verse por TV y que tan original parece. “La inspiración está bien; la copia me parece desleal”, diría Castelo poco antes de morir. Es que esas tres temporadas dejaron una huella imborrable, que muchos, por suerte, se animaron a seguir, aunque no siempre dignamente. Solo basta con encender el televisor a cualquier hora para darse cuenta que el paso de aquel viejo ciclo de ATC no fue en vano y que su germen sigue produciendo nuevas ideas. No está nada mal para un simple programa de televisión de los ’80.

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